domingo, 16 de noviembre de 2008

Mi tio abuelo Rosendo Federico

Mi tío-abuelo Rosendo Federico falleció ayer, víctima de la Logse, a los 67 años de edad.

Su coche -último grito de la tecnología rodante- fue encontrado en una cuneta, y el pobre Rosendo Federico apareció agarrado al volante con cara de ilusión, de persona comprometida con el sistema. Pese a que no solía conducir muy deprisa, el impacto hizo que su dentadura postiza quedara clavada en el volante. Una lástima.

Conducía su flamante automóvil por la A-30, camino de Murcia, cuando parece ser que reparó en uno de ésos anuncios luminosos que a modo de puente cubren las autovías. Se supone que fué esa la causa porque como digo, Rosendo Federico era un hombre muy tenaz a la hora de cumplir con las normas.

Según el informe de Tráfico, y por la proximidad del anuncio que puede verse en la fotografía, Rosendo Federico ya debía venir distraído tratando de apagar su teléfono celular, porque unos kilómetros antes había otro anuncio que rezaba: "Conduciendo apague el móvil". Mi tio-abuelo, como digo, siempre ha estado muy concienzado, y se vé que al no saber apagar el teléfono -para obedecer la norma luminaria escrita- debió optar por desmontarlo, puesto que la órden estaba bien clara: el teléfono debía ser apagado mientras se conduce.

Debía estar absorto en la tarea cuando debió ver la nueva órden: "Al volante, sólo el volante". Por el informe del Benemérito Instituto, el volante había sido desmontado mientras conducía, y Rosendo Federico lo había destripado para arrancar el controlador de radio, el de velocidad de crucero, el del teléfono y la máquina de gazpacho del maletero. Se supone que tantas tareas simultáneas produjeron que el automóvil acabara saliéndose de la vía, estrellándose contra un poste de radar.

Quizá, si las buenas gentes de Tráfico utilizaran unas frases algo más coherentes para sus anuncios, mi tío-abuelo todavía estaría entre nosotros.

Descanse en paz, Rosendo Federico. Un hombre comprometido.

jueves, 6 de noviembre de 2008

El verano y el alcalde

El verano y el señor alcalde de X

(Siendo X una variable, elija localidad a su antojo)
Si quieres descansar, pero no.
Cuando el sofocante calor con alta humedad disminuye ligeramente, se van apagando los televisores de los sordos que viven alrededor y los sordos que hablan a gritos por la calle se van disipando, (hacia las 2 de la mañana), me voy a dormir. Je, je. Incautamente, y tratando de aliviar el calor, dejas la ventana abierta. Aún han de pasar durante la noche y de forma intermitente (lo justo para romperte el sueño), varios ejemplares de una especie de motosierras tripuladas a las que los chavales de por aquí llaman motos, que compensan en ruido todo lo que no andan para que su ego no sufra. Se intercalan con otra cosa que son una especie de discotecas enlatadas, donde sobran decibelios y falta espacio, que van sobre ruedas. Estos objetos deben rodar con las ventanillas bajadas para que todos podamos admirarnos de la cantidad de ruido que son capaces de emitir, aunque ellos lo llaman “música”. En fin, las opiniones son como las narices. Todo sea porque no sufra su ego. En el sopor, ésas especies van desapareciendo, PERO... aparece una variedad “musical” aromatizada. Se trata del camión del servicio municipal que recoge (es un decir) las basuras. Este, dispone de unos mecanismos para generar ruido en la noche muy sofisticados, que además, acompañan con un sistema para expandir aromas pútridos con tecnología de última generación. Luego ya puedes dormir. Je,je. Cuando “has caído”, entra en acción con la fresca, un operario municipal dotado de un artefacto a la espalda con manguera, que sirve para hacer mucho ruido, y de paso, el aire que le sobra lo utiliza para arremolinar la basura seca de las calles. Y se va. Y te crees que vas a dormir. PERO... ha de venir un camión barredora a completar la sinfonía. Bueno, ahora ya está. Pues no. Cuando te estás quedando sopa, en el cuartel de al lado ponen en marcha una grabación que recuerda antiguos toques militares de corneta. A las 9, puntualmente como cada día, mi adorable vecino nos obsequia a toda la manzana con su disco “Pa mi guerrera”.
Dice el Código Civil de las Leyes: “no prevalecerá contra su observancia, el desuso ni la costumbre o práctica en contrario”. Pero claro, éso sólo es un Código Civil. Y ¿quien va a saber más: un Código Civil o un alcalde y su cohorte de asalariados?. ¿Eh, eh?. Otra cosa distinta sería que fuéramos la lagartija rayada asilvestrada, entonces nos defenderían de las agresiones los ecologistas, pero siendo unos humanos, pues va a ser que no.
Cuando sales a la calle, el pestazo de los contenedores de diseño para la basura. Aparecen sucios y malolientes, rodeados de moscas. Esto del diseño minimalista debe estar muy bien, pero los contenedores siempre aparecen rodeados de basuras que no caben, y de unas mugres alrededor que se ve que su limpieza “se olvidaron” de presupuestarla. Es como el diseño del nuevo “frente marítimo” (antiguo paseo de toda la vida), que tan minimalista ha quedado, que los bancos y papeleras son escasitas. Lo del diseño me recuerda aquello de “técnicamente perfecto pero absolutamente inútil”.

Un alcalde no puede controlar nuestra mala educación, pero seguro que algo puede hacer para mejorar los servicios.