viernes, 30 de septiembre de 2011

La pasión y el razonamiento

Con cierta tendencia cíclica se reactiva en la España conservadora el repique a rasgadura de vestiduras y el llamamiento para llevar a la hoguera a los nacionalistas pertinaces en los asuntos lingüísticos.

Una de las acusaciones con la que los conservadores pretenden que la Santa Inquisición le dé a la cerilla, consiste en la denuncia de la actitud de los nacionalistas más radicales para obligar, al resto de habitantes del territorio "diferente" a hablar en el "idioma" que contribuye a marcar esa diferencia.

Es cierto que el provincianismo que no consiguen sacudirse de encima algunos de esos individuos más recalcitrantes con las cosas "nacionalistas", les obliga a mostrar al desnudo su nivel de miseria humana. Son criaturas que, incapaces de pensar -y promover- que la conservación, protección y difusión de la lengua materna sea un derecho inalienable al natural de ése territorio, y una opción a disposición de cualquiera que pueda sentirse atraído por razones culturales o de cualquier tipo, optan por convertirla en una obligación. Es la vieja diferencia entre un pensamiento liberal y otro fascista.

Pero también es cierto que los nacionalistas apasionados no son los únicos responsables de esa situación. En España, incluso a pesar de los nacionalistas de provincias, seguimos siendo un país donde la pasión la gestionamos nosotros y el mundo del razonamiento se lo dejamos -inconscientemente- a otro. Si empleásemos la razón observaríamos situaciones curiosas.

En pueblo de Murcia
Por ejemplo, observaríamos que aunque se acuse a los nacionalistas de obligar a los ciudadanos a la inmersión lingüística, se dan muchos más casos de inmersión voluntaria que de la forzosa, y lo que es peor: con mayor repercusión a favor de los nacionalistas vehementes. ¿O es que acaso alguien obliga a quien está hablando en un programa de radio o televisión -de habla española- a decir Lleida en lugar de Lérida?. ¿Es que alguien utiliza la razón para decir, en un medio de habla española, izquierda abertzale o zulo en lugar de izquierda patriótica o escondite?.

Cuando la persona está más atenta a decir lo que cree que los demás quieren escuchar, que lo que  realmente piensa, está utilizando el razonamiento colectivo inducido; está renunciando voluntariamente a su capacidad individual para emitir un juicio personal. Y en el caso que nos ocupa, está actuando -precisamente- a favor de aquello que luego quizá rechaza.

La pasión es el razonamiento colectivo inducido.

Quizá un repaso al análisis de coste y beneficio de Carlo Cipolla sirva para reconsiderar nuestro punto de vista.




miércoles, 10 de agosto de 2011

Capitán Dignidad

Hace poco, en un blog vecino, publiqué unos comentarios acerca del silencio de los corderos, de aquellos seres de natural inocente que al hacerse visibles al mundo, resultan asediados primero por depredadores  natos y finalmente por animales carroñeros.
En Madrid,  coincidiendo temporalmente con la última celebración de elecciones, y aprovechando las vísperas de la reaparición del Capitán América, hizo su puesta en escena un nuevo ser de apariencia inocente. Un ser que pese a ser tan viejo como el mundo, pretendía mostrarse al mundo como si fuese un recién nacido. El ser pretendía que la humanidad se uniese para luchar contra el mal. Ya digo: un clásico. El ser, como todo ser cuyos padres aspiran a que sea  incubado en los telediarios, fue bautizado con un nombre, y siguiendo la norma de éste siglo, el nombre fue construido utilizando un fonema con los dígitos de la fecha quince de Mayo: Quinceeme. 
Bueno, para ser rigurosos Quinceeme es el apellido. El nombre es Movimiento.
Como suele ocurrir en los nacimientos sociales, la misión de este ser es la de salvar al mundo (o a una parte) de algún tipo de calamidad. Y como es normal, y en justa correspondencia, el mundo ve tal propósito con buenos ojos. ¿Quién no?.
Además, se da la circunstancia que por las mismas fechas, en otros lugares del planeta han nacido otros seres muy similares. El acontecimiento ha sido muy celebrado, pues hacía muchos años que no se producían estos natalicios sociales. Quiero decir que los medios de información pública no les hacían ni puñetero caso... anteriormente. Se ignora si el padre de las criaturas pudiera ser el mismo en todos los casos, aunque eso sí: el ser asegura ser hijo de padre absolutamente desconocido.

Como el motivo de la presencia de éste nuevo protector de desvalidos resultaba un tanto genérico, parece ser que los padres de la criatura optaron por dar a conocer al mundo el matiz que diferencia a éste hijo de otros parecidos: la indignación. Todo aquél que se instale bajo el manto protector del Movimiento Quinceeme, estará transmitiendo al mundo su indignación. Al menos, esto quedó claro.
Hecha tan importante aclaración, ya sólo quedaba detallar qué o quién conseguía indignar a la criatura (por si a alguien se le ocurría preguntar).
Desafortunadamente, y pese al empeño y la dedicación puestos por la  propia criatura, los padres, e incluso los apóstoles del propio Movimiento Quinceeme por definir la lista de aquellos a quienes consideran sus enemigos,  ésta no ha resultado muy original: banqueros, políticos, corporaciones multinacionales y un clásico imprescindible: la mejora del sistema democrático.
No obstante, parece ser que no existe dificultad alguna en ir modificando esta lista sobre la marcha; por ejemplo, con motivo del anuncio de la próxima visita del Papa a Madrid, ya han incorporado al Papa como un enemigo más. De hecho, algunos han tenido ideas originales como puede leerse en una pintada en la Plaza de Benavente en Madrid, que dice "muerte al Papa" (dejando la última A rodeada del círculo que simboliza el movimiento hippie ¿?). En conclusión, todo parece apuntar a un cierto caos mental en torno a la criatura... aunque no son los únicos.

Con lo cual, uno comienza a preguntarse ¿pero qué tipo de cuerpos serranos  compone ese movimiento? y al ser el movimiento de unos cuerpos... ¿cuál será su trayectoria?.

Sin duda, cabe la posibilidad de que alguno (incluso varios) de los integrantes se crea lo que propugna, pero prácticamente todo aquello que trasciende  del Movimiento Quinceeme indica lo contrario, y la experiencia sobre movimientos sociales y sus vulnerabilidades también lo acreditan.
Ante la variedad aparente de apóstoles y discípulos de la Buena Nueva, la prensa española ha hecho un esfuerzo por mostrar esa variedad.
Fue poca noticia conocer que uno de los apóstoles detenidos era un portugués con antecedentes por delitos contra las personas y la propiedad. Y fue poca noticia porque es habitual en cualquier criatura social neonata la presencia de émulos del otrora popular Cojomanteca, mezcla de ejemplar de la crueldad de la biología humana y de fenómeno de feria. Podría quedar en anécdota.

La verdadera fotografía de los apóstololes son las obtenidas por aquellos periodistas capaces de aflorar la intimidad de cada uno de ellos. Por ejemplo, la de Néstor. Cuando el periodista quiso explicar a la humanidad el porqué estaban ahí apóstoles y discípulos (aunque el periodista no supo escribir correctamente porqué,  sustantivo,  y escribió por qué, interrogativo sin interrogación alguna), consiguió trasladar al lector aspectos que éste jamás pudo imaginar. Por ejemplo: Néstor testimonió que "Yo estoy aquí porque estoy despierto". La frase, manuscrita sobre la imagen del llamado Néstor, -por lo que se supone suya- aparece con la palabra despierto subrayada doblemente, como realzándola y permitiendo comprobar al lector la profundidad del mensaje. Es realmente imposible que cualquier persona sea capaz de observar la mirada perdida en el vacío de Néstor, su porte esteta de adicto al sistema y meditar sobre el contenido intelectual de su mensaje y que no sienta como se le eriza la piel. Es más: tal como indica el periodista, Néstor no es una persona incapaz o que viva sin esfuerzo, sino que a sus poquísimos años que únicamente rayan la treintena es nada más -y nada menos- que ¡¡estudiante de cantante de ópera!!. Lo importante es que tanto por su frase como por sus capacidades intelectuales, consigue no pasar desapercibido en absoluto. Creo innecesario llamar la atención en que resulta imposible no confiar en él para ser salvados de las calamidades que, al no estar tan despiertos como Néstor, no tenemos capacidad para ver.


También recoge la prensa, los comentarios de un señor que se llama Carlos Paredes y que lleva una voz de una plataforma, que al parecer es conocida del padre de la criatura. Y lo que dice es muy interesante porque literalmente asegura que: "dará su respaldo a cualquier iniciativa encaminada a que el dinero público no se malgaste".

En la ciudad de Madrid, que debido a la maldición bíblica por la que cualquiera que se le ocurra decir algo debe, imperiosamente, molestar a los habitantes de Madrid y causarles un inexorable perjuicio económico y personal, escuchar tal afirmación es motivo más que suficiente para darle un abrazo emocionado al autor de tan bella frase.

Hasta ahora, y que yo sepa, no se ha terminado el bipartidismo, la democracia sigue con sus achaques, los bancos y las corporaciones internacionales no han sufrido ningún descalabro ocasionado por la criatura... es decir, que todo continúa exactamente igual. Bueno, casi todo.
Una señora de 87 años tuvo que bajarse un domingo de un autobús de la EMT de Madrid porque los Quinceemeros no querían que el autobús pasara por el lugar habitual, y al domingo siguiente también tuvo que bajarse porque era la policía la que no dejaba pasar el autobús aunque eso si: "por el bien de los ciudadanos", claro.
Los ciudadanos del centro de Madrid se han pasado unas cuantas noches de la canícula despiertos como Néstor, gracias a que la Delegación de Gobierno en Madrid decidió que un helicóptero diese el coñazo haciendo vuelos estacionarios.
Todos los ciudadanos (sólo paganos, los marginales no, claro)  han tenido que pagar el gasto del helicóptero que ronda los 2.200€/hora, las dietas de policías extras, y la recogida extra de más de 25.000 kilos de basura originados por delincuentes portugueses, estudiantes del canto operístico y unos cuantos miles de discípulos empeñados en darnos a conocer la Buena Nueva.
Todos los ciudadanos de Madrid han tenido que soportar un comportamiento bipolar de la Delegación de Gobierno que, ora decidía gastar presupuesto en impedir que se hiciese algo, ora decidía que ya no, y muy especialmente los empresarios de Puerta del Sol y alrededores que, desprovistos de las capacidades intelectuales como las de Néstor, querían dedicarse a trabajar para pagar los impuestos con los que subvencionar las actividades de los nuevos Capitán América.


Como puede deducirse, el enemigo del Movimiento Quinceeme es el mismo de cualquier otro movimiento anterior, sea de la familia de los Antisistema, de los Antiglobalización o de los Sindicatos Verticalísimos (¡vamos, subvencionados por el propio Régimen!): el ciudadano-pagano. Sería curioso saber cuánto ha molestado la criatura a sus "enemigos oficiales".

Y dos aspectos a considerar:

¿Qué clase de mecanismo ha permitido que quienes durante tantos años llevan renunciando voluntariamente a su dignidad, de forma unísona y sincronizada aseguren necesitarla?

y

¿Por qué la apariencia es de que los servicios de información del Estado se encuentran de vacaciones?

La respuesta a ambas preguntas puede resultar incómoda.



domingo, 3 de julio de 2011

El comercio entre iguales

Últimamente, en España, se ha desatado una enconada actividad de rasgar vestiduras (propias e incluso ajenas).
Los activistas de la cosa, cual plañideras pudorosas, tratan de mostrar así su escándalo e indignación ante el hecho de que fieles y sacerdotes de la congregación terrorista vascongada, disfruten ahora de las prebendas y pitanzas que las plañideras consideran deben ser exclusivas de lo que ellos conocen como "políticos demócratas". Me refiero al alboroto creado con la llegada de los apóstoles visibles del tiro en la nuca, al negocio de la política de salón.
Lloran las plañideras porque Bildu tiene acceso a la misma pasta y a los mismos datos que tiene el resto de políticos. La excusa para el llanto es que Bildu se ha presentado en la puerta arrastrando un millar de cadáveres reales y varios millares de cadáveres sociales y económicos, pero el cinismo de "los otros" es que pretenden que olvidemos que si Bildu ha cruzado la puerta, es porque ellos se la han abierto.
Si los cadáveres ya están encima de la mesa es porque ambas partes desean llevar a cabo su negocio en un ambiente aromatizado con cadaverina y el mismo plano de igualdad.

Parece el triste destino de España: media vida matándonos entre nosotros, y la otra media revolviendo las fosas.
Y respecto aquellos datos nuestros a los que la clase trincante (conocidos popularmente como políticos), tiene acceso, a mi, personalmente, me produce el mismo rechazo que los pueda acceder una pija meapilas, que un boboréxico progresista, que el brazo incorrupto de la madre de Sabino Arana. Salvo que alguien consiga razonar -y explicarme- el motivo para el que tiene que accederlos.

Hay veces que el guiñol no sólo aburre, sino que hiede.

domingo, 27 de febrero de 2011

El razonamiento del taxista

Razonamiento:
Serie de conceptos y argumentos encaminados a demostrar algo
Hace pocos días, tuve la malicia de preguntarle a un taxista que me llevaba a un lugar en Madrid, si él conocía la razón por la cual los taxistas no utilizan el cinturón de seguridad.

Antepongo que el hombre actuó de muy buena fé, y que, por supuesto, no es él quien redactó la norma (aunque quizá la exigió), pero la forma en que el amable hombre me contestó, dejaba en evidencia que no me estaba hablando de un razonamiento propio, sino, más bien grupal, aunque quizá sería -en éste caso- más adecuado decir gremial.

La respuesta fue precedida de un "Si, claro"... y de un silencio en el que se podía casi escuchar como rebuscaba en la memoria los argumentos, sin duda, poco utilizados por él. Al cabo, continuó: "... pues básicamente es por comodidad, ... como estamos todo el día subiendo y bajando del coche... ". Al ver que yo le miraba por el retrovisor, sin articular palabra y -quizá- de forma socarrona, debió darse cuenta que cualquiera que habitualmente tome taxis en Madrid ciudad, conoce perfectamente la frecuencia con la que el taxista se baja -hablando de forma generalizada- para ayudar al pasajero (ancianos o minusválidos incluidos). De forma que habiéndole, sin duda, parecido a él mismo, que el argumento era entre poco y nada convincente, al cabo de unos segundos de volver a escarbar, encontró otro argumento, que rápidamente expuso: "Ah, y sobre todo por nuestra seguridad... por los asaltos... para poder escapar, ¿sabe?".

Por educación, y porque mi propósito no era discutir con él, sino confirmar mis sospechas, le contesté con un "oh si, claro, naturalmente"


Creo que cualquier taxista madrileño, en la soledad de la lectura, no tendrá demasiada dificultad en reconocerme que, repito: en términos generales, no son famosos en el mundo entero por su atención y ayuda al pasajero, con lo cual, argüir lo de "subir y bajar constantemente" pues lo vamos a dejar en un discreto lado. 






Lo de la seguridad, sin embargo, es otra historia, aunque desgraciadamente, el excluir una medida de seguridad para adoptar otra, no garantiza el escape de la hiena mal nacida, del asqueroso chacal carroñero dispuesto a acabar con la vida de un ser humano para robarle lo ganado con su esfuerzo, pero sí facilita que encuentre la muerte o graves lesiones con otras situaciones mucho más posibles y probables que un asalto armado, cuando se circula en y entre vehículos a motor. 
Es como si para poder huir en caso de asalto al domicilio, dejásemos la puerta abierta, o como poner rejas para evitar que entren ladrones, pero morimos en un incendio precisamente por no poder salir.
En los desgraciados casos habidos de lesiones o muerte de taxistas entre incidentes de circulación y atracos, podrá establecerse la bondad lograda con las medidas en vigor.

Un caso similar se da en los coches de policía.
No obstante, la comparación con otros países que sí obligan a ambos profesionales, y con la debida extrapolación de niveles de delincuencia, de población, y de coches de servicio público por habitante, podría ayudar a considerar algo que, hoy por hoy, considero una injusta discriminación... y algo peor.

Lo peor quizá a muchos españoles les pase desapercibido por estar acostumbrados a que cualquier cajera de supermercado, o cualquier vigilante, eche la bota encima y sin ningún rubor, sobre nuestro derecho constitucional a la inocencia. No sólo es común ver a ésos personajes intentando meter mano (o el ojo, que me da igual) en nuestras propiedades, sino la entusiasta e incomprensible colaboración del pueblo soberano a la hora de dejar a cualquiera, y sin autoridad alguna, ojear o manosear nuestras propiedades. Lo peor es que cuando el taxista dice que es para poder huir, está diciéndome que soy un asesino en potencia.

Las autoridades españolas tienen muy claro ante qué trabajadores hay que plegarse a sus diferencias, y a cuáles hay que militarizar. Y por supuesto, que los derechos como ciudadano no son más que eso: derechos... en el gulag.